Pawel Jaszczuk tomó su cámara, decidió salir a entre 11 y las tres de la mañana a las calles de Tokio para fotografiar a trabajadores agotados y borrachos.

“Intenté transformar al estereotipado trabajador borracho japonés en un estudio muy seductor y variado de la forma humana, la más importante. El contraste entre la calle y los trajes revela la naturaleza verdadera de ambos mundos. Hay un montón de sacrificios, de dolor, de extenuación, soledad… El glamuroso mundo de High Fashion no es tan glamuroso si lo miras de cerca”

Se conoce que Japón tiene un sistema de trabajo bastante estresante lo que provoca que muchos japoneses terminen sus jornadas ahogados en alcohol.

El fotógrafo pide que no se juzgue a los trabajadores por cómo es que terminan después de una jornada estresante, pues no se conoce el por qué están en esas condiciones.

Este proyecto es llamado “High Fashion” y Pawel lo describe como “el deber ser de un hombre” en Japón, un hombre que, inevitablemente, colapsa ante una carga de trabajo inimaginable.

“Lo conocemos mejor a medida que cae más lejos, al suelo, esas mismas extremidades musculosas, como la nuestra, torcidas y dentadas ahora a través de la acera. Vemos en él, nos diseccionamos y sentimos la voz”, se lee.

En el mundo fotográfico, lo primero que se busca es un modelo, en general que tenga apariencia vistosa, excéntrica o que tenga cierta fama, para este fotógrafo, sus modelos no tienen nada de eso.

El proyecto se presenta como si fuera una revista de moda, pero es una crítica a una realidad y a una rutina de alcohol que, de acuerdo con Pawel, no trae más que ilusión.
“Porque esto es simplemente un hombre, como todos nosotros. El traje puede ser de antaño y necesita una lavandería, pero a quién le importa, no es más que una masculinidad obligatoria”, escribe el fotógrafo.